Ensayo sobre la razón y sinrazón

“La razón humana tiene el destino particular de verse acosada por cuestiones que no puede apartar, pues le son propuestas por la naturaleza de la razón misma, pero a las que tampoco puede contestar, porque superan las facultades de la razón humana. […] El teatro de estas disputas sin término llámase Metafísica. Hubo un tiempo en qué esta ciencia era llamada la reina de todas las ciencias y, si se toma el deseo por la realidad, ciertamente merecía tan honroso nombre.” (Immanuel Kant – 1781)

Han pasado 240 años desde que Kant, en su “Crítica de la razón pura” escribiera tan sabias palabras y es aún fecha en que gran parte del pensamiento humano persiste en esta sinrazón de asignar sucesos supuestos a situaciones cuya causa es desconocida.

Seguimos viendo gente alabando una mancha de humedad o un pan quemado cuyo efecto de pareidolia les recuerda un ser de su mitología sagrada; seguimos viendo que cuando un objeto desconocido surca el cielo, le atribuimos un origen extraterrestre; si de pronto un objeto se mueve solo, de inmediato alguien establece que un fantasma está presente y ni que decir cuando un humano muere, como cualquier otro ser vivo, es menester pensar que el cuerpo solo era una cáscara y su verdadero ser trascendió a planos más óptimos para la vida, que la vida misma.

La falta de respuestas, «tomando el deseo por realidad», como decía Kant, obliga a las mentes a establecer una respuesta, aún y cuando esta, que requiere satisfacer a la razón, sea irracional persé.

No es el miedo el que nubla la razón, sino la necesidad de deshacerse de este a toda costa. Aparentemente es preferible mentir ideando una respuesta satisfactoria, aunque absurda, a la honestidad de asumir desconocimiento. Tememos a lo desconocido y es normal, no obstante, preferimos alejar ese temor, como el niño que, ante un sonido extraño se tapa con la sábana hasta la cabeza, pensando que esta lo protegerá de todo mal, como si fuese un escudo impenetrable.

Está bien temer y desconocer, siempre que se procure vencer dicha ignorancia mediante una precavida investigación y el estudio pertinente que arroje resultados veraces, razonables y comprobables.

Lamentablemente el misticismo es adictivo, Carl Sagan solía decir «No puedes convencer a un creyente de nada porque sus creencias no están basadas en evidencias, están basadas en una enraizada necesidad de creer» y esto se demostró en un capítulo de Juegos mentales, cuando se realizó un juego de Ouija y los participantes quedaron sorprendidos de la certeza de las respuestas; luego se les vendaron los ojos y, aunque el triángulo se movió, no hubo ninguna respuesta, ya que este señalaba espacios vacíos o letras y números sin sentido. Con base en este resultado se les explicó a los participantes del experimento, que la Ouija funciona gracias a algo conocido como “El efecto ideomotor”, el cuál surge cuando un pensamiento, un deseo, una creencia o una imagen mental disparan respuestas musculares imperceptibles para quien las hace, ya que no existe un registro consciente de ellas, dicho de otro modo, son movimientos subconscientes; bueno, pues aun con la explicación, los participantes prefieren la opción de la respuesta del misticismo irracional.

(Pueden encontrar más detalles de este tema en https://escepticcionario.com/define/ideomotor-efecto ).

Del mismo modo, cuando a alguien que dice que se le subió el muerto, se le explica en qué consiste la parálisis del sueño, una afección común donde estamos en un estado semi consciente, pero en el que nuestro cuerpo no puede moverse, estado que deriva en pánico (por desconocimiento de la situación) y en alucinaciones. Aún con la explicación racional detallada, muchos optan por preferir la versión del muerto.

Todo esto se replica con los creyentes en seres místicos, como dioses, hadas, vírgenes, duendes, brujas y demás, quienes al final preguntan, “¿y si no era eso, entonces qué sucedió?” y aquí es donde debemos comprender que a veces el ser humano ha logrado encontrar respuestas, pero cuando no lo ha hecho, es un absurdo atribuir un supuesto incomprobable como resultado y asumirlo como una verdad.

Concluyo esta reflexión recordando las palabras de Ethan Allen: «Los que invalidan la razón deberían considerar seriamente si discuten contra la razón con o sin ella; si es con razón, entonces están estableciendo el mismo principio que se afanan por destronar; pero, si discuten sin razón (lo que, a fin de ser coherentes con ellos mismos deben hacer), están fuera del alcance de la convicción racional y tampoco merecen una discusión racional.»

Desde mi propio Aleph, quedo con ustedes.

Hasta la próxima.

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Una respuesta a Ensayo sobre la razón y sinrazón

  1. Martha Reyes dijo:

    Muy bien Lalo, me gusta tu estilo!

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